miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Qué tiene de especial correr?

Por Rodolfo Olguín Castillo.

Correr es uno de los deportes aparentemente más sencillos, un poco arriba del trotar y del caminar. Correr es la base de cualquier actividad física.

A diferencia de otros deportes que requieren canchas o instalaciones deportivas específicas, correr se puede hacer en pistas de atletismo, en parques, alrededor de canchas, en terrenos desmontados, en veredas, en calles y en carreteras. A los que no les gusta o no se quieren arriesgar en exteriores, y tienen dinero, hasta pueden correr en máquinas corredoras de los gimnasios, o si tienen exceso de efectivo, en sus propias máquinas corredoras. Correr sólo requiere voluntad y un buen par de tenis, de preferencia especiales para correr, aunque conozco a algunos corredores que prefieren hacerlo descalzos, lo que no es muy recomendable pues además de dañar el asfalto con las uñas, se arriesgan a lesiones que los privarían, a corto, mediano o largo plazo, del placer de correr y participar en las carreras.

Es cada vez más común, ver a mujeres y hombres de todas las edades, correr o caminar. Motivados, unos por razones, estéticas, la moda impone cuerpos esbeltos y atléticos. Otros lo hacen por recomendación médica para prevenir o aminorar los efectos de algún padecimiento crónico. Y, algunos, para disipar el estrés o por el simple placer de disfrutar del correr, de sentir el efecto de las endorfinas en el cuerpo.

Está comprobado que los ejercicios aeróbicos (caminar, trotar, correr, nadar, manejar bicicleta, etcétera) son los más efectivos para combatir los problemas del sobrepeso y la obesidad, males desencadenantes de padecimientos cardiovasculares y diabetes, y que impactan severamente la salud de la población.

Es irrefutable la necesidad para todos los humanos de practicar algún deporte. Está en nuestra naturaleza. Somos seres de movimiento. Si nuestro proceso evolutivo lo hubiera determinado, tendríamos raíces como las plantas o árboles, pero evolucionamos con brazos y piernas. Necesitamos desplazarnos para buscar nuestro sustento. Lamentablemente, a muchos, la vida moderna nos vuelve sedentarios, nos ata a los asientos de casas, oficinas o autos. Pero algunos extrañamos a nuestros ancestros, a aquellos cazadores o guerreros cuya vida dependía de la fortaleza de sus piernas y de contar con una buena condición física. Con el deporte volvemos a nuestras raíces ancestrales. Volvemos a sentirnos como cazadores y guerreros, como seres humanos, de y en movimiento.

Reconozcamos, que para algunos de nosotros, ciertos deportes de contacto, por ejemplo, el fútbol o el baloncesto, entre otros, son de alto riesgo o extremos, especialmente para los “cuarentones” o mayores, y a veces hasta para los “treintones”. Los que ya no nos sancochamos al primer hervor, debemos abstenernos de practicarlos por los constantes roces y choques que generan entre sus participantes. Admitamos que con la acumulación de los años se nos merma, entre otras cosas, la agilidad, la elasticidad y la capacidad de recuperación que teníamos en nuestros años mozos. Practicar esos deportes extremos nos puede ocasionar lesiones que nos inhabiliten seriamente o que definitivamente nos saquen de circulación. ¿Qué nos queda como alternativa? Correr.

También hay deportes como el golf, que sólo de verlo da flojera y que para muchos, aunque quisiéramos practicarlo, no podríamos acceder, pues rebasa nuestras posibilidades económicas. Ante tal panorama correr se vuelve el deporte más adecuado para todos los jóvenes de corazón pero con la carrocería descontinuada y recursos económicos limitados.

El correr también nos permite participar en carreras de ruta. Las carreras al realizarse en avenidas y calles de las poblaciones o en las carreteras que unen poblados nos permite disfrutar de bellos paisajes naturales o artificiales.

Además las carreras son, sin lugar a dudas, eventos sociales muy llamativos para los participantes y la población que las observa. Presenciar una carrera en las calles se vuelve todo un espectáculo visual y social, debido, principalmente, a sus participantes, bellas mujeres y atractivos hombres (hay que echarnos porras) de diferentes edades, complexiones, capacidades y motivaciones. Ataviados con sus multicolores y, a veces para los mojigatos, impúdicas, vestimentas deportivas.

Todos corriendo con el mismo objetivo, completar la distancia. Cada quien a su ritmo, algunos como desaforados, otros tan raudos como tortugas. Todos brindando su mejor esfuerzo para llegar con la cabeza en alto a cruzar la tan anhelada meta. Todo buen corredor estará de acuerdo con lo que dice la canción de José Alfredo Jiménez que dice que le dijo un arriero “Que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar”

El ejemplo que dan los corredores, realizando su mejor esfuerzo en las calles, son testimonios de tesón, de apego a la vida sana. Cada uno de los corredores se vuelve un ejemplo para su familia, sus vecinos y para toda la sociedad. Son conocidos muchos casos de corredores de ruta que inspiraron, y aún inspiran, a practicar la carrera de ruta a uno o varios miembros de su familia, a vecinos, a conocidos, e incluso a desconocidos que con la sana competencia se vuelven sus compañeros de ruta o verdaderos amigos.

Son innegables los beneficios personales y sociales que generan las carreras de ruta. Fomentemos su organización y realización Aprovechemos sus virtudes para fomentar la práctica del deporte social como vía para el cuidado y mantenimiento de la salud, para la convivencia familiar y social pacífica. Mejoremos juntos nuestras condiciones socio económicas con el impulso de estilos de vida saludables.


Envíado por: Rodolfo Olguín Castillo.

No hay comentarios: